
“EL Buentrato es el ejercicio de ver el lado positivo”,
sostiene Margarita Robleda junto con una sonrisa de las que lleva 30 años regalando por el mundo.
Su ocupación es “ser feliz” y aunque sabemos que la felicidad no es una llegada sino un camino que decidimos tomar, Margarita Robleda lleva más de 30 años recorriéndolo y Guadalajara fue una vez más una escala para deleitarnos con su simpatía y su capacidad de provocar en nosotros reflexiones de lo mucho que podemos hacer para lograr una sociedad bientratante, esto en el marco de la Semana del Buentrato efectuada del 17 al 27 de noviembre de 2008.
“Tenemos que hablar más de las buenas noticias, porque estamos maltratando a nuestros chiquitos, que están enfermos de falta de esperanza, porque nosotros los adultos no hacemos más que quejarnos y ellos lo están oyendo. Ellos están oyendo que el mundo es una porquería”, advirtió.
Ante casi 200 asistentes en el auditorio del Centro de la Amistad Internacional del DIF Guadalajara, Margarita nos invitó a escucharnos cuando hablamos con otra persona: “¡oye qué calor!, ¡hay está haciendo un frío!… ¡hay tengo un hambre!, ¡hay me llené! Entre “que hambre tengo” y “me llené” hay inmensas posibilidades: “hay que rico comí, estaba deliciosa la salsa, wow está guapísimo el mesero”, expresó.
Autodescrita como universal más que universitaria y autodidacta por inquietud y convicción, la ponente originaria de Mérida, Yucatán; afirmó que el Buentrato es el ejercicio de ver el lado positivo presente en toda situación, ante la cual solo tenemos dos alternativas: quejarnos o aprender, y el que se queja se atora, el que aprende va hacia delante.
Y mencionó por ejemplo, que “la ventaja de ser alto es que desde lejos veo el desfile, la ventaja de ser chaparrito es que si me caigo me duele menos el trancazo”, desatando las risas del público.
“Hay una gama de posibilidades de decir cosas buenas, pero estamos en una competencia con unas competencia a ver quien sufre más. Y lo peor del caso es que ni siquiera te puedes quejar a gusto, porque estas viendo que la otra te va a contar algo peor ¿si o no?”, concluyó.
Recalcó que las equivocaciones son descubrimientos que nos permiten aprender que “por ahí no era” e insistió en la comunicación hacia los hijos e hijas, par lo cual recomendó iniciar por “apagar la televisión y encender a la familia”.
“Nos estamos volviendo. Nos estamos volviendo grupos de desconocidos con el mismo apellido bajo el mismo techo. ¿A qué horas platicamos?”.
Margarita Robleda invitó a la concurrencia a levantarnos cada mañana dispuestos a descubrir y aprender, y hacer lo que nos corresponde, con compromiso y con pasión.
“La vida se vive con pasión, o lo otro es sentarte a hacer tiempo mientras llega la muerte viendo como pasa la vida. La vida es jugártela: me equivoqué pues no era por ahí, para adelante”.
“No estás a gusto en tu trabajo pues busca otro pero no le eches la culpa a tu jefe de que no te deja ser feliz. Porque el país no puede tener tampoco personal al que le está pagando mientra hace tiempo en lo que llega la jubilación. Necesitamos gente que transforme y que participe”, expresó.
Guitarra y corazón en mano, Margarita puso a bailar y cantar a los presentes, a ritmo de una de sus clásicas composiciones.
“Acéptame como soy, dame otra oportunidad y ya verás lo que puedo dar. No soy sólo lo que ves, dentro de mí hay tesoros que no todos pueden ver…”, resonó a coro.
